Amor a la camiseta

jueves, febrero 09, 2006

Miércoles de ceniza

Hoy hace exactamente un año era miércoles de ceniza, el miércoles de ceniza que más había esperado en toda mi vida. Iniciaba la cuaresma pero iniciaba algo más. Esa noche por primera vez en dieciséis años, Guatemala iniciaba la fase final clasificatoria a un campeonato mundial de fútbol. El rival era Panamá y aunque ellos confiaban plenamente en derrotarnos, nosotros pensábamos lo mismo aún jugando como visitantes.

Ese día me levanté temprano y tuve que hacer algunas cosas que por breves momentos me sacaban la ansiedad de pensar en el juego. Pero no era posible. Anduve mucho tiempo en el carro y lo único que me entretenía era La Red con sus comentarios y sus jingles alentadores para la Selección. Mientras estaba haciendo algo que había logrado distraerme recibo una llamada: “Chema! Dónde vamos a ver el juego?” Joder! Ya había logrado sacarme de la mente esto y el Alvarito se encarga de recordármelo y de empezar así una larga espera. Después de tanta ansiedad, llegó el medio día (menos mal porque el juego era a las seis de la tarde…). Fui a comprar cervezas y un poco de carne para asar pues decidimos hacer una parrillada en mi casa, aquellos se encargaron de llevar los extras (longanizas, aguacates, etc.).

Por fin dan las dos, va a jugar Estados Unidos contra Trinidad y Tobago. Algo me entretiene otra vez. Al finalizar el juego ya no puedo hacer nada, preparo la churrasquera en el balcón de la casa y como a eso de las cinco ya el fuego está listo esperando la carne y los invitados. La refrigeradora se ha encargado de enfriar la cerveza y yo ya soy un manojo de ansias. A las cinco y media no puedo esperar más, me sirvo un vaso de cerveza y comienzo a asar el lomito de cinta. Qué buenas bocas!

Son las seis de la tarde. Sale a la cancha mi equipo, comienza una ilusión, comienza una larga espera, y sin saberlo comienza una terrible agonía. El apagón en el estadio, que ya casi nadie recuerda, lo único que hizo fue ponerme más nervioso. El Pescado nos ilusiona habilitando a Chen que se encarga de darme el primer enojo de la noche. Llega el medio tiempo. Sirvo más cerveza en mi vaso (ya hice esto durante el primer tiempo, pero no recuerdo cuántas veces ni en qué momento) y me preparo una tortilla con longaniza. Comento con mi familia y amigos el primer tiempo y me relajo un poco.

Comienza el segundo tiempo. No nos atacan ni atacamos así que no hay nada de emoción ni de sufrimiento. De repente hay un contragolpe y el Loco encara al portero y no logra definir. No logró definir! De eso me recordé ayer cuando fusiló al portero de USAC! No pudo definir un mano a mano en Panamá! Loco hijo de las cuatro letras! La tuviste y no pudiste mandarla a guardar! Bueno, ya vendrán otras ocasiones pensé. No vinieron y el juego terminó con empate a cero. Tal vez no sea un mal punto, trato de pensar para no enojarme. Hoy me doy cuenta de que no fue así. Un gol! Un gol que no pudimos meter! Perdimos dos puntos! Que bronca me dan esas dos oportunidades falladas. Especialmente ahora que me di cuenta que el Loco sí puede meter goles…

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